6 semanas

Ese es el tiempo que llevamos consumido de este año. Seis semanas; mucho para un inversor de esos que se denominan de corto plazo o intradiarios y poco, muy poco, para los que nos dedicamos a esto de la bolsa con una mira más lejana y con el método Weinstein como herramienta de trabajo. Seis semanas han pasado también desde aquel primer comentario del año en el que me mojaba diciendo hasta dónde se podría lanzar el mercado más importante del mundo. 1.330 puntos e includo 1.400 susurraba el gráfico del SP 500 como posibles lugares para ello. Pues bien, al primer vaticinio ya hemos llegado.

No se trata de decir eso de que bueno que soy, ya lo decía yo y todo ese autobombo, para nada. O sí, qué demonios, que cuando se equivoque uno también aceptará los palos y las críticas de igual manera. Pero se trata más bien de mostrar como ejemplo a todo el que a bien tenga pasarse a leer esta modesta página web, cómo de rentable resulta estar aliado siempre siempre con la tendencia dominante en el mercado global. Seis semanas vamos oyendo día trás días que el mercado patrio va a recortar, y es posible que lo haga si vemos el gráfico del Ibex. Que se pueda apoyar en su MM30 no es descartable, sin embargo más allá de ahí no es tan probable a día de hoy. Mientras tanto la tendencia general del resto, impertubable en su senda alcista.

Me pongo hoy en el pellejo de un pequeño inversor de esos que sólo compra acciones y nunca se ha puesto corto ni tiene intención de hacerlo. Solamente gana dinero cuando la bolsa sube. Asustado y atenazado por el constante ruido de que va a enfrentarse a una corrección en las bolsas, no compra y espera. Observa como Wall Street sube peldaño a peldaño mientras está fuera del juego, y cuando al final se decide a entrar porque por todos lados (prensa, radio, televisión y hasta sus amigos y conocidos) dan por bueno que estamos en un mercado alcista, éste ya llega a máximos y de repente, desde esos 1.330, 1.400 o más arriba se da la vuelta con él recien comprado. La jugarreta perfecta de siempre; el pequeñín asustado que compra a destiempo. Se perdió la subida y se comerá la bajada cuando venga.


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